El conductismo es una corriente de la psicología que se centra exclusivamente en el estudio del comportamiento observable, dejando de lado los procesos mentales internos como los pensamientos y las emociones, ya que estos no se pueden medir de forma objetiva.
John B. Watson (1878-1958) es considerado el padre del conductismo. En su artículo influyente de 1913, “Psychology as the Behaviorist Views It”, Watson argumentó que la psicología debía ser una ciencia objetiva y basada en la observación, al igual que las ciencias naturales. Sus principios fundamentales fueron:
Condicionamiento clásico: Inspirado en los experimentos de Ivan Pavlov, Watson mostró cómo un estímulo neutral puede llegar a provocar una respuesta condicionada después de ser asociado repetidamente con un estímulo que naturalmente provoca esa respuesta. Un ejemplo famoso es su experimento con el pequeño Albert, donde demostró que un niño podía desarrollar miedo a un objeto neutral (un ratón blanco) al asociarlo con un ruido fuerte y desagradable.
Condicionamiento operante (aunque fue más desarrollado por B.F. Skinner): Se basa en la idea de que las conductas son moldeadas por sus consecuencias. Los comportamientos que son reforzados tienden a repetirse, mientras que los que son castigados tienden a desaparecer.
Watson fue uno de los primeros en proponer que el entorno tiene un papel crucial en el desarrollo de la personalidad y el comportamiento, lo que desafió las ideas previas del psicoanálisis de Sigmund Freud, centradas en el inconsciente.
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